La verde pradera ha quedado detras... apenas si se ven los picos de las montanas que alguna vez llamo hogar.
A su derecha una verde colina muestra la frontera de su reino, bajo ella se encuentra el Templo de Jussen, Dios del fuego, de la roca y de las montanas, Dios de los enanos que solian vivir en las profundidades.
-Quedaran algunos sacerdotes con vida?-
Sacude la cabeza para liberarse de sus pensamientos, aun si quedara alguien con vida (lo cual era cierto), seria imposible sacarlos de ahi a menos que sea por la fuerza, los sacerdotes, al igual que ellos, tienen una mision que cumplir...
-Hemos de seguir-
Levanta la vista y la fija en el horizonte, sus pupilas se cierran al notar que un jinete se acerca, pertenece al grupo de avanzada... y llega rapidamente frente a el...
-Mi Senor, hay un bosque y un pueblo de hombres mas adelante, y a lo lejos se pueden observar unos muros...
-Hombres- penso...
Fueron hombres los que le negaron ayuda a su pueblo, los que se negaron a la alianza con ellos y los elfos, fueron hombres quienes precipitaron la caida de todos los reinos al este de las montanas..
Sin embargo, era dificil entender que un pueblo de hombres este tan cerca de los muros de una ciudad y prefiera vivir al lado de un bosque...
Volvio la mirada a su emisario...
-Larin...- le dijo -ve con un grupo y envia nuestros saludos a la gente del pueblo-
El emisario miro de manera extrana a su senor, se encogio de hombros y salio en veloz carrera hacia su grupo de avanzada...
Ekin volvio hacia la caravana... -Necesitan un descanso- Penso.
Y que mejor manera que descansar al amparo de un bosque custodiado por elfos, elfos que quiza conozcan a sus antiguos aliados, ahora desaparecidos por la misma furia que los llevo a su exilio.
La silueta del jinete y su montura se perdian en el ocaso... que por alguna razon ya no parecia tan gris a sus ojos... ni a su alma.
A su derecha una verde colina muestra la frontera de su reino, bajo ella se encuentra el Templo de Jussen, Dios del fuego, de la roca y de las montanas, Dios de los enanos que solian vivir en las profundidades.
-Quedaran algunos sacerdotes con vida?-
Sacude la cabeza para liberarse de sus pensamientos, aun si quedara alguien con vida (lo cual era cierto), seria imposible sacarlos de ahi a menos que sea por la fuerza, los sacerdotes, al igual que ellos, tienen una mision que cumplir...
-Hemos de seguir-
Levanta la vista y la fija en el horizonte, sus pupilas se cierran al notar que un jinete se acerca, pertenece al grupo de avanzada... y llega rapidamente frente a el...
-Mi Senor, hay un bosque y un pueblo de hombres mas adelante, y a lo lejos se pueden observar unos muros...
-Hombres- penso...
Fueron hombres los que le negaron ayuda a su pueblo, los que se negaron a la alianza con ellos y los elfos, fueron hombres quienes precipitaron la caida de todos los reinos al este de las montanas..
Sin embargo, era dificil entender que un pueblo de hombres este tan cerca de los muros de una ciudad y prefiera vivir al lado de un bosque...
Volvio la mirada a su emisario...
-Larin...- le dijo -ve con un grupo y envia nuestros saludos a la gente del pueblo-
El emisario miro de manera extrana a su senor, se encogio de hombros y salio en veloz carrera hacia su grupo de avanzada...
Ekin volvio hacia la caravana... -Necesitan un descanso- Penso.
Y que mejor manera que descansar al amparo de un bosque custodiado por elfos, elfos que quiza conozcan a sus antiguos aliados, ahora desaparecidos por la misma furia que los llevo a su exilio.
La silueta del jinete y su montura se perdian en el ocaso... que por alguna razon ya no parecia tan gris a sus ojos... ni a su alma.